Alguna mariposa despliega sus colores
en aceras mojadas, donde los niños duermen.
Mientras, sin saberlo,
solo les van quedando las mañanas.
Sueñan con hadas azules y vuelan con un giro,
pero ya no persiguen lagartijas ni duendes
ni saltan muros con sus pequeñas
vertebras sombrías.-
Van por el mundo con el hambre a cuestas
escuchando violines que no tocan,
viendo pasar los coches velozmente,
mirando el oro que para ellos no brilla.
Manos que sueñan hadas,
vértebras que persiguen lagartijas,
ojos que miran pájaros.
Tropiezan, caen, se levantan
y lavan sus caritas en el río.
Dan vueltas en las esquinas
jugando con las piedras mudas
y duermen donde nadie los espera.
Alguna dalia extiende sus colores
donde los niños duermen,
mientras, sin saberlo,
solo les van quedando
las mañanas.