Hay noches
en que la vela se apaga,
y la soledad se torna abismo.
Nadie te abraza,
ninguna caricia te calma el frío,
solo el desconsuelo,
te aprieta
te envuelve
y te abraza.
Todo parece un muro
que no sabes cómo escalar,
imposible de superar.
Pero amanecerá,
esa la luz tímida,
traerá consuelo y respiro.
Siempre hay lugar para la esperanza,
una palabra llegará
una semilla en el yermo del alma,
te trazará el camino
y te enseñará a seguir.
Cree.
Aunque el horizonte
se oculte,
la vida empieza
cada día de nuevo.