Suave ese suspiro que mi piel roza
y que mi cuerpo goza.
Un rayo de sol de tibio calor,
la fina luz deposita color.
El gozo nocturno de piel y amor,
¡dulce, dulce sabor!
Se desplegaron todos los sentidos,
caricias y gemidos.
Ahora en los sueños mi alma retoza,
al fin ya es libre de todo dolor.
¡Son fuertes mis latidos!
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