No vuelvas a Granada,
que allí tus palabras
te las devolverán
envueltas en balas de plata.
No vuelvas a Granada,
qué en tu camisa de lino
plantarán en tu pecho
claveles de duelo.
No vuelvas a Granada,
que taparán tu boca
con odios de ignorancia.
No vuelvas, poeta.
Qué en Granada
ya no hay gitanos
cantando a la madrugada.
Qué en Granada,
solo hay moros y cristianos
blandiéndose las espadas.
No vuelvas que allí
nos robaran tu palabra
entre lunas y olivares.
Si vuelves allí,
cuidado con las sombras
de las dos Españas ciegas,
enfrentadas.
Si vuelves allí,
déjanos tus versos,
bien guardados
entre nubes de plata.
Para buscarte siempre
en nuestras noches
desconsoladas de poesía.
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