Ya no tengo esperanzas
de verte por el barrio,
de pedirte la hora.
No miro de lejos
el portal de tu casa,
solo quedan fantasmas
nuestros nombres en un tronco.
La ciudad está más sola
y llora en una tarde gris
sobre el pavimento gastado.
Los baches se llenan de espejos
reflejando lo que no está,
lo que pudo ser.
El mar arremete contra el muro
con oleadas de arrebato infantil.
Del choque las gotas se elevan
y con ellas mi mirada
que se posa en los estratos:
el cielo se parece al de ese día,
cuando te vi por última vez.
gracias! Saludos
gracias por estar, saludos