No tengo humor,
me duele la cabeza,
estoy cansado.
Bonita escusa,
me digo en un aparte,
para soñar.
Soñar contigo,
princesa de mis sueños
de aquella infancia.
Hoy voy despacio,
avanzo de tu mano,
pasito a paso.
Y tú me llevas,
igual que el lazarillo
de la novela.
Pero sonrío,
en medio del cansancio,
y soy feliz.
Siento tus pasos
y son como latidos
de mi vivir.
Y aquellos sueños,
de infancia y primaveras,
van con nosotros.
Hoy viviremos,
los sueños que Dios quiera
con fe y amor.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/03/25