No sé por qué te sigo escribiendo estos versos envenenados,
Si soy consciente de que solo los voy a leer yo.
Tu mirada seguirá al frente, siguiendo el rumbo que marcan tus pies,
Y yo, mientras, lloraré desesperado por si tropiezan algún día con mis besos.
Pero sé que es difícil, que tú vas recorriendo mis sueños día tras día,
Navegando en las aguas tranquilas de mis mares de ilusión y fantasía.
Tan tranquila como siempre. Tu melena al viento despista a las palomas,
Que sin quererlo, comen de mi mano los restos del dolor por verte así.
Supongo que no tengo otra opción que seguir escribiendo este poema,
Seguir contándote mis deseos de tenerte delante,
Sabiendo que nunca lo leerás, que nunca lo sabrás…
Deseando poder mirarme en el espejo y sonreír, viendo que por fin soy feliz.