Por si acaso el temor fuera la fuente
que nos fuerza a vivir contaminados,
nos movemos en medios solapados
donde la paz se tensa amargamente.
Por eso yo en alerta permanente,
por cautela no piso los tinglados,
porque aunque yo los vea sosegados
temo que el toro surja de repente.
Y es que si los excesos cometidos
hoy campan por los aires a su bola,
entonces se hace urgente un buen remedio
con el que se acreditan los cumplidos,
mientras quien su cerebro no controla
quitarse no querrá tal vez de en medio.