No sabe que me hace escribir…
ni falta que le hace.
No sabe que cada vez que la veo
vuelve el apetito por intentar descifrar
la mueca que envuelve el contorno de su
mirada.
Que va a saber!,
si apenas tiene tiempo para aspirar un sueño,
siempre preocupada de sucumbir ante
el estimulo.
No sabe quien es Garcilaso,
tan solo conoce las piedras en el camino
y se siente extenuada
de aglutinar tanta falacia.
Cada vez que la veo
rompo el lápiz y arrugo el folio.
Tratando de rememorar los cielos azules,
las noches en la arena,
sus suspiros en mi espalda
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¡Bonito final!
Una espalda nutriéndose, aún de suspiros, gratamente, sobre una arena, azul, llena de cielo.
Me gustó leerle.
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Muchas gracias
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Muy bonito. Saludos poéticos.
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