No quiero llenarte de besos.
No quiero abrazar tu recuerdo.
No quiero saltar tu vacío,
no quiero pisar tu suelo.
No quiero echarte sin más,
para luego echarte de menos.
No quiero que vengas a verme
si cuando llegas estoy despierto.
No quiero que seas mi vida
para luego quedarme muriendo.
No quiero verte a escondidas,
no quiero verte en invierno,
porque no quiero que seas el frío
que me recuerda que te sigo queriendo.
No quiero que seas mi leña,
mojada en nuestro fuego.
No quiero cenas a solas,
no quiero un nosotros, no quiero
un ‘te quiero’,
no quiero que me quieras
para quererte querer más de lo que puedo.
No quiero un para siempre,
no quiero amor eterno
pero quiero decirte al oído
lo que quiero cuando sueño:
Quererte siempre, cada noche,
cuando los dos estemos durmiendo,
que me enciendas una linterna
en la oscuridad donde no te veo
y pueda llegar a tí sin que amanezca
y el sol encienda tu cuerpo.
Y pasar una vida juntos,
allí, donde fabriquemos nuestro propio universo.