No me extraña que caminen los pasos
como sabiendo a dónde van:
llevan la vida toda tomando rumbos,
sin detenerse.
Cada proyecto era un viaje a la playa
en agosto, en familia.
Cada proyecto era camino transitado
por edades mayores que yo, diciendo
que pronto, tranquila,
no quieras correr,
ya tendrás tiempo de aburrirte…
Se acabaron las señales, toda guía.
Soy la niña perdida en el supermercado,
la mano que no encuentra el teléfono
en el bolso, la prisa que esperaba
que fuera más temprano.
Grito desde el estómago y se oye nada.
¿Hay alguien ahí?
Ya nada es como antes…nuestros gritos son inaudibles,nuestros proyectos inciertos…pero la voz del corazón se hace escuchar a través de la poesía…muy bueno,@Virginia_Piaf!
Gracias, María. A veces, las letras se quedan lejos de otros ojos y no salen. Y ya sabes de mis dilemas con un nuevo blog, cuaderno de versos que no acabo de inaugurar; pero… ya estamos aquí.
Muy bueno!!! Solo tú sabes más de ti, y de tu por qué… Pero sé, de como escribes así, que “la niña”, quizás ya encontró su teléfono…
Te felicito, gran artista.
Me encanta esa imagen de la niña perdida en el supermercado…
por todas las sensaciones que transmite . Genial siempre tú , insisto ven más , este se me había colado