Despierto un lunes y me siento domingo.
Los párpados pesan como piedras inundadas en el pecho.
Me vuelvo repertorio.
Escribo un diálogo y pierdo el guion.
Me aturdo los sentidos.
Grito pretérito e inaguro un suicidio ortográfico.
La coherencia se encarna en mis texturas.
No soy nada más que nada.
Y nada somos.
Bienvenida a Poemame, Hani. No hay nada, nada, nada… Nada mejor que abrirte las puertas y ventanas de esta plataforma, para que ya en ella, disfrutes del aire puro y refrescante que atrae tu poema de presentación para dar confort a tu cansancio.
Me ha gustado tu poema.
Abrazos