NI SE TE OCURRA OLVIDARME
Ni se te ocurra olvidarme.
Porque entonces yo
recordaría todo
con la furia de un amnésico que inventa su pasado.
Si me olvidaras,
yo te recordaría hasta en lo que nunca hicimos.
Lloraría sin llanto,
y reiría cada vez que tus ausencias me hablen.
Te borraría de mis días,
subrayándote en cada noche.
Y cuando no te nombre,
mi silencio deletrearía tu nombre
con la paciencia exacta de lo irreparable.
Si decidieras no buscarme,
yo me escondería donde se que me vas a encontrar.
Y cuando me esquives,
te seguiré con la fidelidad de quien nunca te tuvo.
Harías bien en no darme excusas.
Yo me disculparía antes de que me culpes,
y te echaría la culpa
por todo lo que yo no supe pedirte.
Te amaría en reversa,
como quien olvida con ternura
y odia sin bronca.
Te besaría con los ojos
y te miraría con la boca cerrada
para no decir lo que ya sabés,
pero nunca vas a aceptar.
No me niegues,
porque entonces yo te afirmaría
hasta que te duela el alma.
Y si intentás negarte a vos mismo,
yo te mostraría el espejo más sucio,
ese donde igual se te ve apuesto.
No me ignores.
Porque ignorarme es invitarme
a quedarme a vivir en tu espalda.
Y si alguna vez decidís no sentir nada,
yo me encargaré de que te duela hasta el olvido.
Pero suave,
como duele lo que fue cierto
y se quiso fingir mentira.
Así que no lo intentes.
No me desarmes.
Porque si me rompés,
te vas a quedar con las partes
que más te duelen.
Y vas a entender, por fin,
que no hay forma de dejar de querer
a quien uno nunca terminó de soltar.
A.B.A. 2025©
Amalia Beatriz Arzac