Amor,
en el juego de los enojos,
en el póker de las fricciones cotidianas,
en el barajeo de las discusiones,
en la apuesta de las reconciliaciones,
por más que creo tener la partida ganada
¡siempre traes un as bajo la falda!
Así, me rindo irremediablemente
ante tu flor imperial
desbragueto mi juego
soy tu comodín
y arrojo mi desordenado naipe de besos
sobre la victoriosa mesa de tu cuerpo.