Subía de dos en dos las escaleras.
Tú estabas arriba.
Como cada Navidad
cantabas villancicos antiguos,
de la tierra, “Los campanilleros”…yo te escuchaba.
Eras una guía,
como esa estrella que brilla con luz propia.
Eras papá.
Como cada Navidad
la casa olía a nuevo con viejos adornos.
El caldo en el fuego,
el turrón en pedazos,
los polvorones y el mazapán.
Y como cada Navidad, todo eran juegos.
Ha pasado el tiempo…y ahora como cada Navidad…ya no estás.
Te echo de menos. Te quiero.
Se me escapo una lagrimilla, me hiciste recordar a mi padre y no lo pude remediar…
Precioso, precioso! Me faltan palabras para él…no puedo describirlo. Era él…
Un poema tan hermoso, mi Horten! Gracias! Estamos tan sensibles en estos días…
Tu memoria te lleva aquella niñez pletórica, hoy le traes a la vida y a tu ser y a tu estar con tan entrañables y queridos versos, feliz Navidad amiga!!!