He apagado las luces y devuelto
la impostada alegría.
En un cielo siniestro, sin estrellas,
pájaros de metal siembran la muerte.
Todo queda tan lejos, tan ajeno…
Nada- ni la vergüenza -nos impide
seguir con nuestra farsa, con la fría
celebración festiva.
Entre miles de niños
que han sido asesinados,
una espantosa orgía
de luces, de canciones,
como responso fúnebre.
Es difícil encender las luces navideñas cuando el color lo pone la guerra. Un poema que me conmueve. Un abrazo.
En Gaza la navidad se agazapa, la paz se entierra a zapapico. Y los gobiernos y políticos creen que nos tragamos sus gazapos.
Muy buena amigo @Pradoalto !
Todo se tiñe de gris bajo ese cielo siniestro. Quién puede sonreír cuando la vida se ha pintado de tristeza??
Quién celebra mientras los demás lloran?
Muy sentido y triste tu poema que refleja una terrible realidad.
Muchas gracias por tus amables palabras. La muerte de inocentes frente a la apatía de los gobiernos da asco. Saludos.
Hartos de tragar mentiras. Si no fuera por nuestros niños, este a año no habría Navidad en mi casa. Muchas gracias por el comentario. Un saludo.
Esta realidad que reflejas tan bien en tu poema tan acertado, te deja un nudo en la garganta de dolor y de impotencia…se quitan las ganas de celebrar nada, como dices.
Un abrazo, José Antonio.
Dan ganas, efectivamente,de no celebrar nada; pero, sin embargo, habrá que tener alguna esperanza. Un saludo.
Nos han engañado tanto tiempo… En fin, debemos seguir adelante y denunciar la injusticia. Muchas gracias.
Y la desgracia sigue enlutando corazones
La desgracia, y, sobre todo, la hipocresía. Gracias por pasar por mis letras. Un saludo.