¡Amo demasiado la Navidad!
declamaba mientras titilaba
una estrella sobre un árbol,
auspiciada por los piropos
de Neptuno y de Mercurio
y que a Urano deslumbraba.
Quiso de joven ser planeta
quizá parecerse a Venus
o lucir un collar como Saturno,
envidió a esos otros luceros
que componían la Osa Menor
o formaban parte de la Mayor
en su paseo por la Vía Láctea.
Ahora, llegadas estas fechas,
se acerca al planeta azul
y pese a venir de tan lejos,
le encanta engalanarse,
vestirse de modo rutilante
para brillar como nunca,
en la fría noche de Belén.
Imagen creada con inteligencia artificial.