Nunca fui nadie conocido,
pasé desapercibido por las aceras
y calles de mi prometida ciudad.
Un personaje inadvertido en la representación
que se celebra en el gran teatro metropolitano.
Un ser habitual que busca sus caminos
en las alcantarillas de los pueblos donde vivo
para no ser visto, ni alabado, ni maltratado,
ni tonto, ni listo.
Un espécimen más que se esconde entre las masas
que grita, que calla o se encarama
en la invisibilidad más profunda.
Transeúnte, residente, habitante o ciudadano
en un entorno urbano de insólita ficción,
sin dirección ni nombre conocidos, ni DNI expedido
en ninguna oficina del documento nacional.
Organismo sin sombra,
Individuo que fluye entre el gentío
sin dejar el más mínimo rastro
de su presencia, de su latencia,
ni de su más absoluta existencia.