Ojalá nos espere otra existencia
donde bien se registren los errores,
y puedan resarcirse los horrores
que a sabiendas arrastra la conciencia,
haciéndonos cumplir la penitencia
en vida, convirtiendo sinsabores
en recompensas hoy de mil colores
al través del sensor de la creencia.
De la nada venimos y a la nada
por mucho que nos digan, volveremos.
Allá con su conciencia quienes timan
haciendo de su vida una empanada,
porque, aunque en contra todos remaremos
los ricos a remar jamás se animan.