Que llegue y me encuentre ocupado
la frente sudada y el estómago ardiendo
la mesa como después del combate
sin cervical y con el mar de los ojos
cubierto de venas.
Que llegue en silencio
o con algarabía;
en la mañana o con sigilo
como si quisiera robarme el sueño;
vestida, desnuda, de carne
o de mármol. Lírica o narrada.
En realidad, poco importa.
Pero que llegue.
[Para ir entrando en calor con vistas a la tarea de Tankas del Taller de poesía “Haru no mizu” ]