He dejado que me definan,
qué presupongan quien soy,
he permitido la duda,
he encajado el dolor.
Cuido porque así lo quiso el mundo,
no me preguntaron qué quería,
más que una madre,
más que una esposa,
libre de roles que encarnar.
Mujer limpia y pura,
santo de su devoción,
me arrastro frente a esta lectura,
con las uñas afiladas como el escorpión.
Somos más que un ideal,
más que una prisión,
somos todo lo que no quisieron,
mujeres diversas dispuestas a luchar.