Mujer desnuda, tan líquida.
Parecida a un abanico y al azul
que se esconde en las entrañas de un verbo.
Sus senos descubiertos en un pájaro,
se descose en la lluvia tardía,
se acuclilla y me bebe los febreros
y la longitud adverbial de un sonido derramado.
Todos los rincones de su silencio
coinciden con mi mirada callada.
Ella timbra sus tildes en la leche,
en la música, en vértebra de faroles y caseríos.
Lleva un pez rojo manchando su corazón.
Ha desmayado la hemorragia de su cuerpo
en la verticalidad de mi pecho y algo ha latido.
Una palabra cae y se destila la pronunciación
de las cosas que vuelan.
Ella posó en mi frente una luciérnaga que ya no huirá…
Mujer desnuda… Siempre inspiradora de poemas, de versos, de palabras, de sonidos o silencios… de principio a fin, de arriba abajo o de abajo a arriba, despertando imágenes, sofocos y calmantes lluvias tras tormentas de amor…
Buen poema hector… encierra mil cosas…
Abrazo
Cuando lo leí en Twitter, ese abreboca me dejó picao, con ganas de más… Ahora que lo leo completo es como un desahogo corrido, de esos en que uno queda sin fuerzas y relajadito je, je, je… ¡Me gustó! El uso de las metáforas es muy bueno, eso de: beber febreros y lo de la luciérnaga en la frente fue un final de lujo.