Muerden con los ojos

Muerden con los ojos,
con las palabras matan.
Odian con las tripas.
En el color de la piel
están sus afrentas,
están sus guerras,
su mal y su hiel.
Con las gargantas
llenas de ira,
barro en sus almas
cieno en sus malditas vidas,
lodo en sus entrañas.
Cabalgarán
a lomos del caballo
de la intolerancia.
Ensuciarán los estadios
las gradas
y el fútbol.
Matarán al balón.
Crucificarían
a ese pobre niño negro,
Inerme ante su furia
en el mismo punto de penalti,
clavándole los clavos,
sin compasión,
ante sus lágrimas
cariocas de pena,
indolentes sin piedad
lo crucificarían,
apagando
en la oscuridad
a su Cristo del Corcovado
para siempre.
Y no lo podemos permitir.

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Una denuncia dolorosa, @P4K073
Tanta permisividad puede sacar lo peor de nosotros.
Quiero pensar que en tu poema expresas el penoso caso de Vinicius, ¿es así?
Saludos.

1 me gusta

Si, eso es.