Mimético
rechoncho
con la invisibilidad en su no-movimiento.
Sólo sus dos óvalos negros de espejuelos asombrados me miran fijo
igual como cuando se mira atento el abismo de la noche.
Y un estirado rombo lineal, verticalizado, le lugarea afilado el anarizado pico.
Crecientes opuestas —de arabesca cuadratura— barrigonean hacia el centro del pecho
dibujando a penas el perfil de dos alas cerradas.
Un par de tríos —dedos negros— se trifurcan en garras puestas al agarre de un cagado palo.
La inocencia hambrienta del polluelo
su instintiva desconfianza
es como estar mirando la impasibilidad de un frasco canópico
en cuyo interior adivino el seguro vacío de la inhabitabilidad.
Peluchicidad mortálica
que casi me mata del susto
¡¡Nunca había visto un polluelo tan grande!!,
difuminándose minimalista
contra el fondo de nieve.-
Maravillosa descripción para un documental de naturaleza, de esos de David Attenborough o de National Geographic. Me he podido imaginar al mochuelo con esa torcedura de cuello imposible, pero aún mejor ha sido la
ah que preciosa descripción de un mochuelo de nieve
vaya búho tan bello que es !
la descripción que haces, tan poética, tan etérea
genial
Y un estirado rombo lineal, verticalizado, le lugarea afilado el anarizado pico.
Crecientes opuestas —de arabesca cuadratura— barrigonean hacia el centro del pecho
dibujando a penas el perfil de dos alas cerradas.
Un par de tríos —dedos negros— se trifurcan en garras puestas al agarre de un cagado palo.
je, je, je… ¡Gracias!
Yo creo que, debe ser adrede, pero en la naturaleza: los bebés, los cachorros, algunos polluelos —y los peluches y ciertos personajes de dibujos animados como “Bugs Bunny”— tienen características anatómicas que, invitan a la ternura… embelesan… te hacen sentir esa “cuchitura” inexplicable que, te derrumba los esquemas ¿Sabes?
Y me sorprende de nuevo porque el poema está burda de crudo, tiene sólo tres retoques en el texto… Entre más me empeñó en maquillar un poema, éste menos gusta; entre más crudo lo dejo —¿sabes?, como un niño salvaje— más gusta… ¿Los lectores son gente rara, verdad? je, je, je
El poema surgió de la pared blanca de mi habitación: allí hay dos biscochos ovalados de cerámica pintados por mí mismo y entre ellos media un pequeño galeón con gancho en ele en la quilla de donde cuelga una enorme ancla —más grande que el barco mismo—. Hacia abajo de esto, pero en paralelo a los dos biscochos de arriba, dos cuadros idénticos hacen de alas cuadriformes… Los elementos estaban dispuestos como formando el estilizado rostro de un mochuelo blanco y, por la distancia a la que lo estaba viendo en ese momento —aún acostado en la cama porque me estaba despertando— vi aquella visión del ave y de inmediato me puse a traducir la realidad —bueno, en realidad lo que me parecía ver— a formato de poema y salió esto que has leído… La imagen del mochuelo de plumaje blanco mimetizándose con la nieve surgió de otros elementos que nada tienen que ver. ¿Una cosa loca, verdad?