Hoy la pena se clava corrosiva
como daga feroz sobre mi pecho,
hiriendo, a fe, de muerte
al primigenio amor y al sentimiento.
La herida es amargura,
es el triste dolor de los recuerdos
que me aflige por dentro lamentando
que fueron otros tiempos.
En la oscura atalaya de las noches
la desdicha te muestra en el proscenio
el drama de la vida,
ofensas y desprecios.
Y en el sórdido grito del fracaso
la nostalgia te siembra en mis silencios.