Buscaba un rincón, cerca o lejos. Un sitio apacible bajo los tejados con un cuadernillo debajo del brazo. Que nadie supiera que inventaba versos, ajados, marchitos, como estropeados. Encontraba un sitio bajo las estrellas y todos los días describía paisajes, bordaba alhelíes, hadas en el bosque, poemas al viento, al mar, al silencio, a los ojos llenos de sal y de llanto. Inventaba amores que nunca habían sido y los resguardaba de peligros diarios en ciertos confines y en mis fuertes bases. Y se amontonaban escritos enteros que me parecían pura miel y verso. Eran los poemas que nadie leía. Eran…mi secreto.
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Tus versos aquí son como tesoros escondidos, destellos de imaginación y sentimiento.
Hermoso todo.
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Pues no lo dudes…ese rincón de versos es éste, donde nos encontramos…
Bello escrito, Lucía!
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Me encanta tu poema, creo que casi todos alguna vez hemos tenido a buen resguardo nuestros escritos como un tesoro que hay que proteger del sol la lluvia y los ojos que seguramente nada comprenderían. Que bueno contar con este espacio que todo lo comprende.
Genial como lo contaste. Abrazos
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Ahh que prosa tan creativa, tan llena de vida y de ese secreto con amor al verso, poeta!!!
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Muy conmovedores versos, llenos de intimidad… El místico acorde del alma de un poeta.
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