Mi propia esquela

Mientras sobre el papel no esté mi esquela
con ganas seguiré dando la lata,
y quiera Dios no meta aún la pata
allí donde el instinto se revela.

Pues siguiendo el consejo de mi abuela
en este mundo, quien a hierro mata
bastantes odios díscolos desata
aunque rastro no luzca de su estela.

Ojalá que llorando de alegría
mis propios malos rollos me los coma
porque carezcan todos de sentido,

porque negarme la razón sería
que así la vida me la tomo en broma
víctima del dolor y del olvido.

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