En este mundo extraño que en soledad habito
las sombras y las dudas bailan en mi cabeza,
no encuentro solución y ahora que medito
un turbio pensamiento afloja mi entereza.
Los espinos que sangran no son de mi corona,
y el hábito que visto más monje no me hace,
presumo de valores que guardo en mi persona
y dejo el alma en llanto sufriendo donde yace.
La vida que me aloja profesa cada día
arrugas abreviadas que adornan ya mi frente,
los años me sorprenden en la melancolía
con otro yo distinto que sufro indiferente.
De este mundo extraño, que en soledad habito,
me iré con lo que hice, si más no se reclama,
tal vez con este verso que ahora yo recito:
¡Llevadme en la nostalgia como silente llama!