Fui esa niña sentada en el alféizar de la ventana que imaginaba revoluciones,
escribir un libro
y acunarse en un corazón.
Soy esa niña.
Sentada en el alféizar de mi alma,
revolucionando sus adentros sin descanso,
garabateando letras trenzadas a sentimientos y
que se acuana en ese huequito en medio del pecho, que es su corazón.