Mi deuda

A nadie le debo nada…
Solo a la vida que me sostiene.
A la noche que me deja escribir.
Al sol que alumbra mis días.
A la tierra donde pongo mis pies.
A la gente que me saluda.
A la gente que me desprecia.
A la gente que me ayuda a vivir.
Solo a mi madre que me parió un día.
A mi padre que me dio su esencia.
A mis hermanos que me complementaron.
A mis padres que me enseñaron a ser.
A mi esposa que me alienta cada día
y cubre mis horas de satisfacción.
A mis hijos que son mi alegría.
A mis hijos que son mi ilusión.
Solo a los que son de mi sangre.
A los que siento como si lo fueran.
Y a los que me acompañan a sangrar
en este camino de alegrías fútiles
e inevitables rastros de desolación.
Solo a los que miro como ejemplo
A los que me hicieron mirar a otro lado.
A los que nunca me valoraron.
Y a los que aún tengo por conocer.
Amigos, amores, perros y familiares.

Después de mencionar a quienes
cargan sin saberlo mis acreencias,
estoy seguro de que a nadie más
tengo que reconocer algo o nada.
Solo a los que debo lo que soy,
y a quienes tengo que pagar
antes que caduque la deuda,
ésta se vuelva impaga
o ya no tenga nada para dar,
sino estas letras que se juntan
ya vencidas por la espera
de quien aún falta por llegar.

2 Me gusta

Muy bueno, muy interesante, importante. Todo lo bueno y mejor, nuestro refugio más exacto: Los nuestros. “El lugar más amado”… Bravo poeta, Bravo!!!

1 me gusta

Muy agradecido por el comentario poeta. Efectivamente, los nuestros: el mejor refugio y la vía más segura para transitar. Aunque no está demás aventurar nuevos caminos.

1 me gusta