Melancolía

Oigan, díganle al silencio
que igual no quiero escucharle
pues me cansé de rogarle
me dirija la palabra
ya me acostumbré a los días
en que la melancolía
se apodera de mis predios
gobernando mis acciones
sometiendo a sus designios
mis deseos y emociones

Vayan, díganle al silencio
que ya no busco consuelo
pues la depresión y el miedo
que me atan de pies y manos
no atormentan mi espíritu
como en aquellos momentos
en que a gritos suplicaba
una palabra de aliento
obteniendo solamente
su desdén y su desprecio

En un abismo sin fondo
perennemente cayendo
trataba de asirme al duelo
hasta encontrarme a mí mismo
dejé de temerle al miedo
y comprendí que en el mundo
lo que se aprecia se pierde
que el cuerpo se desvanece
y que dejamos de existir
cuando nadie nos recuerde

Vayan, díganle al silencio
que se quedará mi carne
cuando no la necesite
y trascenderá mi alma
más allá de sus dominios
donde el espacio y el tiempo
no tienen ningún sentido
donde no hay noche ni día
sino un estado perpetuo
de eterna melancolía

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Me gusta su rítmico poema.

“Vayan, díganle al silencio
que se quedará mi carne
cuando no la necesite
y trascenderá mi alma
más allá de sus dominios
donde el espacio y el tiempo
no tienen ningún sentido
donde no hay noche ni día
sino un estado perpetuo
de eterna melancolía”

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Gracias Lucía. Saludos

Me ha gustado el poema.
Gracias por compartirlo.

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Gracias a ti Marttucca. Saludos

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Gracias Noracris. Un abrazo para ti también.