Hoy me tocaste el corazón
en el jardín de enero
y has hecho que la luz se asome
a las letras de mis versos,
con la música y el diapasón
del compás y el ritmo,
para alcanzar
los más recónditos
pliegues del cerebro.
Yo viajo lentamente,
frágil, sobre las dunas de nubes,
sobre la montaña, resistente,
así también nos curtimos
con el paso de los años
todo lo que nos dimos
y ahora fragua.
Tú sabes muy bien
que ante el bramido del viento
si me acaricias un ala
me pierdo y hago gala
de mi mejor sonrisa.
Porque eres el cometa
que gravita en mis días
y en el insomnio de los versos
que en la soledad me inspiras
piel adentro,
donde habita el secreto
de mi amor por ti.