Me has preguntado ayer cuánto te quiero
y no se contestarte.
Mi amor no es un ente físico,
no se puede medir, ni encajonarse.
Está aquí, a mi lado:
En el dolor suave de mis hombros
cansados de abrazarte;
en el quieto sopor que me domina
al poco de dejarte;
en el poso dulzón de esta tristeza
que no quiere matarme…
Está conmigo en esta noche fría,
en esta larga, encallecida tarde,
en el ir y venir de alegres gnomos
que juegan en los ríos de mi sangre.
En esta rara sensación que brota
y hace temblar el aire
como una triste alondra estremecida
que busca nuevos cauces…
…En tantas cosas, simples y sencillas,
que vienen a encontrarse
en unos versos, que ya parecen viejos
a fuerza de arrastrarse,
y son la pálida esencia de ese vino
que nunca llega a hartarme.