Me lamento sin sentido

Entre más me lamento sin sentido
más cauta aún la suerte se presenta,
cuando incluso la tripa me revienta
hasta dejarme mudo y deprimido.

Que muchas frustraciones he vivido
hasta que al jubilarme a los sesenta,
capté que con la tripa bien contenta
lo comido bastó por lo servido.

Si por rascar no quedan maravillas
más allá del inhóspito presente
donde toda ilusión es puro cuento,

que romperme no quiero las costillas
siendo como me dicen muy consciente
por no romper ni herir mi sentimiento.

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