Me duele el alma

Me duele el alma,
decía el vagabundo
a los gorriones.

No sé que tengo,
ni sé lo que me pasa,
pero algo ocurre.

Pasan llorando
las nubes por el cielo
y me saludan.

Yo las sonrío.
Intento que se animen
con mi tristeza.

Que no me copien.
Que dejen los recuerdos
dormir en paz.

Así andaremos
por cielos y caminos
días tras días.

Me duele el alma.
No sé donde la tengo,
susurra el eco.

Y ese silencio
del eco, se transforma
y brota un llanto.

La sed del alma
transforma los sentidos.
Causa dolor.

Rafael Sánchez Ortega ©
12/07/21

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