En la penumbra de mi mano
sobre tu cintura dorada,
como el pan de oro
o el anillo de un sol a media tarde,
me dices nada y yo
yo te entiendo todo
y resbalo sobre el aceite lustroso
de tu cuerpo que arde
Las caricias son
un sueño que vuela alto
y que te mira desde arriba:
península florecida
con salitre bendecida
Me dices nada,
me dices nada lento
y los susurros relevan al viento
las bocas tan rojas
los corazones atentos
leyendo el discurso de dos cuerpos
estremecidos,
desesperados,
atentos
Me dices nada
y en la nada
somos otros
otra gente
dos enamorados desconociéndose
con el tiempo en calma
y un futuro en ciernes
Me dices nada
y sólo puedo pedir perdón
por nada
por todo
por ti
por mí
y por todos mis compañeros