¡Me conoce demasiado, sabe todo de mí! -
Me adivina en los desvelos perfumados de la noche
ansiando sus varoniles brazos
tocándole la espalda a la locura
porque ha sido siempre mi pretérito
en espasmos, incompleto.
Sabe en qué noches lo ansío
o en qué momentos me derribo.
Me ha visto con los pies desnudos
caminando en los muros inflexibles del olvido
buscando a la mujer que abandonó algún día.
Me imagina enrollando mi cabello
mientras canto melodías a los dioses
y Venus me presta su túnica
para envolver mis frágiles caderas.
¡Sabe todo de mí! -
Percibe que la ventana le devuelve mis miradas
y un colibrí se asoma por cada poro abierto.
Siente mi dulce aroma que le llega de lejos
y escucha ese sonar de sábanas al viento.
Me imagina bailando con la lluvia
porque intuye que me entrego
con todos mis harapos,
mientras me deshago entre sus brazos
o grito que lo amo
lanzando gemidos casi eternos
y esa serpiente del deseo,
corona con laureles…mi cabeza.