…
Me hiciste bajar la guardia
vendar mi cráneo y enamorar a mis omoplatos nuevamente
hiciste que se unan mis vértebras para caminar
rumbo a tu casa y que mis pasos, una vez ahí, ya no sean míos
sino tuyos.
Mis lágrimas son agujas de polen
que penetran en todas las abejas y la polinizan,
entonces diré,
Yo me fui con tu nombre por la tierra
y lo dejé en el rincón donde
ni la abeja ni la flor regresa. En Loja.
Tengo miedo y siento el tránsito de mi sangre
abandonarme.