Esa materia oscura de las voces;
la límpida ceniza de los tonos,
de las opacas sílabas de tronos
abandonados, grises y veloces .
Trazadas y furtivas, tan feroces
y tímidas, desgarran los iconos,
los lentos fotogramas, los enconos,
las amargas disputas y los goces.
Las palabras que forjan los destinos,
que aplauden y condenan, los caminos
que construyen los hombres en la vida.
A veces, sin motivo, nos demuestran
el lado más incierto, y nos adentran
en la absurda memoria consumida.