Masturbación (Sátira)

{Lírico}

Alguien no nació, se fue por el desagüe
o cayó de golpe sobre el piso de ladrillo.
Tal vez fue mejor evitar a otro chiquillo
y usar la mano para que la saciedad se fragüe.

El adolescente se encierra en el baño
como si masturbarse fuera extraño.
También se la jala el príncipe Felipe,
y el plebeyo. No conozco a quien no le flipe
esta práctica que te cura hasta la gripe.

“Masturbarse es pasatiempo de los Dioses”
por si acaso te sorprendo, no te sonroses.
Seuz de seguro construyó la vía láctea
con un disparo de su milicia bráctea.

Se masturba también la mujer embarazada,
así como la novicia que suele estar callada.
También se autocomplace el anciano
y de seguro en las alturas, el marciano.

Es una práctica de lo más sencilla,
de esa manera la sexualidad no se encasilla.
Disfruta a solas la magia de la masturbación,
no reprimas las posturas, ni la imaginación.

Dime que nunca en tu vida lo has hecho
y te desmentirán las manchas de tu lecho.
Niega que es excitante rociarte hasta el pecho.
hazlo, no pares, hasta quedarte satisfecho.

Si a caso tienes un amor secreto,
hazle los honores y fáltale al respeto.
Es una alabanza andar así de erecto
por alguien que igual crees perfecto.
Mastúrbate y encuentra su defecto.

Se masturba el perro con mi pierna,
se masturba el minero usando la linterna,
No hay pecado alguno en explorarte,
es tu cuerpo, hazlo, su quieres desflorarte.

Masturbarse para componer una canción
Masturbarse por si perdiste una ocasión
Masturbarse para escribir algún poema
Masturbarse debe ser un grande lema.

¡Yo me masturbo pensando en tus ojitos!
Te imagino nadando en mis chorros poquitos,
y me masturbo mirando tu fotografía
y te escribo con carácter de pornografía.

Me masturbo y me derramo en tu origen,
y en tu piel soy río que arrastra confusión.
Mira como me ahogo en mi espesa polución,
soy un pervertido con arranques de aborigen.

¿Masturbación para guardar tu estado virgen?

                   Jorge Martínez C.
                              Autor.
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Muy bueno tu poema… Fuerte, pero bueno.

Cuando leí esto, no pude evitar que me viniera a la mente ese maravilloso libro titulado —que me lo tengo que comprar porque aún no lo tengo; espero que lo sigan publicando—: «El libro de las groserías, o, la pendejada de saber un idioma y no poder hablarlo» (© 1994) de Alexis Márquez Rodríguez y Manuel Bermúdez… ¡Ufff…!, unos señores en el manejo del lenguaje.

Las groserías —como todo— tienen su momento y lugar donde deben acontecer.

Saludos.

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Gracias @alexander_garcia_197
A veces acontece la monotonía del cuerpo y del pensamiento y ocurre.
Saludos…

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