Mar

Todos los mares se parecen,
excepto el mío,
que me baña de recuerdos
y me impregna de sensaciones.
Hoy ya no amo el verano como antes,
pero el verano se quedó en mi piel,
y cada invierno que me cubre
como una promesa de abrigo,
la neblina que viene del mar
en esta ciudad tan mía,
se encarga de recordarme
que alguna vez amé el verano.
Hoy el invierno es mi tibio encierro
que me aleja del mar, pero
es al tiempo mi forma de
seguir sintiendo la briza, el olor
el sabor, el fragor de las olas,
la visión que se pierde en el infinito.
Y extenderme hacia el horizonte,
donde no hay mar sino océano,
y a donde habrán de viajar
mis granos de polvo sempiterno
cuando haya que volver a la esencia,
algún día, no tan lejano, pero no aún.

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