Maquinista de fuego
Tu aroma tiene un encanto,
es la alegría de tu mirada,
tu sonrisa urgente.
Mía es la impaciencia de la noche,
lágrimas de un amor
que ha aprendido a consolar el recuerdo.
Qué trágico es el silencio
de una sílaba que sabe tu nombre;
desborda en lo profundo
de un canto de amor.
Aquí estaré,
escribiendo poemas
que nadie consuela.
Quiero correr como el amante invisible
que danza fúnebre en la primavera,
recogiendo moras silvestres.
Que todo se olvide,
que nada suceda,
oculto en lo fugaz que es la esperanza.
Quiero decírtelo todo
con la pincelada de una rosa sin alfileres,
con el amor de testigo
y el dolor residente.
Maquinista de fuego.
Mute ©