Espera, no hagas ruido, no ves que
Mamá está dormida,
Ya cerró sus ojos,
Suave, la arropé con sus rebozos.
Me dijo que estaba cansada,
Me dijo: no estés triste, nomás un ratito,
tú anda a jugar, ya vuelvo
en poquito.
Yo no entiendo porque no ha
de poder dormir en casa.
La dejaron recostarse en una caja
blanca.
No le conocía tal actitud
postrera.
Me dijo que le dolía.
Me dijo: aquí, en mi vientre, hay
una manchita negra, que se expande
día con día-parece agonía-.
Me quedaré aquí velando por ella,
esperaré a que despierte de tal
sueño inerte.
Espera,
Mamá sigue dormida.
Le va a sorprender, lo que he
crecido con el tiempo.
Yo sigo esperando cada que sopla
el viento,
a qué por fin despierte
de tal asueto lento.