En el amanecer del hoy
ha nacido ese día maldito,
cuya mirada es derrota,
escondiendo bajo sus párpados
el olvido de conquistar
la ventura de sus horas;
ese maldito día
que con su látigo castiga
el desgastado paso del anhelo
de una silueta que ambiciona,
haciendo creer que no existe,
que ha fenecido en el desierto
entre la gana y el deseo
haciendo creer
que simplemente es
esa piedra del adiós
abandonada a la misericordia
de la pena de otros.
Maldito día…
túmbate a dormir
en el colchón de la desgana
bajo la ofusca lona
de las horas perdidas
en el tiempo de los años,
y deja a esa silueta
que pinte su destino
en el sueño
del ayer a mañana,
y la escarcha
que corre por su máscara
llévatela contigo
al cementerio de la omisión
en donde tu ignorada lápida reza:
“descuido del tiempo pasado”.
Leyendo tu poema, caigo en cuenta que, el arte de la poesía tiene algo bonito —bueno, yo lo veo bonito… ¿no sé tú!— que te permite mentarle la madre… decirle sus cuatro verdades a cualquiera, con la eufemismidad de las palabras educadas… Yo nunca he hecho poesía contestataria, poesía de denuncia… o en el mejor de los casos poesía didáctica como la de Gabriel Selaya… Mi poética es más bien del instante que transcurre y ¡¡¡Zuas!!!, ya se va. Mis poemas son como fotos instantáneas tomadas con una Kodak.
Tu poema —hecho el pendejo… sin querer queriendo— es toda una reflexión.
Amigo @Pippo, hay veces que los poemas le llegan a uno como trajes a la medida. A veces son un horóscopo que con sus artes adivinatorias o ese comparto experiencias lo definen también a uno.
Hoy me toca Ud con estas frases, con estos versos. Hay días malditos que amanece y uno se levanta con las sombras y caminas como una penumbra, hablas puras tinieblas y tus pensamientos están llenos de oscuridad impenetrable. Hay días que no te desprendes de la noche tan fácilmente. Se necesita una sonrisa, una palabra que ahuyente lo negro que te acompaña al levantarte. Hoy he amanecido así y me ha retratado.
Hoy me ha dedicado su verso.
Le felicito mucho por su poema. Hay que nadar hacia la claridad, hay que sacudirse esa capa oscura, hay que estornudar la penumbra desde los pulmones . Luchar. Es lo que nos toca.
Lapidario! Jeje! Creo que todo lo mejorcito que hacemos en esta vida surge de esa única certeza que poseemos: nuesta finitud (que aunque dolorosa nos invita a cuidarnos, que no es otra cosa que actuar)