Nunca volveré contigo
ni que llorando lo pidas,
si es que así tú me intimidas
obviando cuanto te digo.
Porque la paja del trigo
sabes como la separo
teniendo siempre bien claro
que querer tú no me quieres,
cuando amargarme prefieres
sin mostrar ningún reparo.
Si entre otras tantas derivas
padeces del mal de amores,
que calentando motores
de casi nada te privas.
Así mis besos esquivas
sin pedir jamás permiso,
aderezando ese guiso
con tus décimas picantes,
por las que tantos amantes
te dejan sin previo aviso.
Por lo que nunca me pidas
que te acompañe de farra,
si subiéndote a la parra
a la primera me olvidas.
Que si acaso siete vidas
tuviera como los gatos
pasaría buenos ratos
con mozas de mejor ver,
si como quiero creer
interpretas mis relatos.