Hoy he dormido nuevamente en tus brazos madre,
recordando que alguna vez también fui un niño
que me cobijaba en dulces sueños escuchando tu voz,
y me levantaba cada mañana atendiendo a tu llamado,
a veces dulce, a veces grave, según como viniera el día.
Hoy, madre, que me vuelvo a encontrar en tu mirada,
he caído en la cuenta que a tu lado todo el mal desaparece
y yo puedo limpiar de mi frente las huellas del tiempo,
para volver a ser el que alguna vez fui, y no se ha ido.
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Precioso!
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Gracias estimada poeta.
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Un poema muy hermoso!
Saludos, Carlos.
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Tan tierno como hermoso poema, como lo merecen todas las buenas madres.
Me encanto, Carlos.
Abrazo
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Muy agradecido por tus palabras estimada María. Saludos.
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Muchas gracias poeta. Un abrazo.
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