La llovizna pertinaz engristese con su malla de redecilla puntuada, simulando escarchas de fría niebla, adormeciendo en la pereza a este lunes azul que a duras penas se desdominga de la flojedad en la pesada placidez que le es tan propia al más vacacional de los septigéminos días.
La llovizna ―cual si fuese un húmedo mercurio― se reúne movido por singular magnetismo, en la zanja más fácil, arroyando tras de sí una barahúnda de palos, hojas y piedras en riachuelo brioso de rumor cantarino, que durará lo que dure el pluvio nuboso.
Este lunes aún no se desdominga de su somnolencia matinal.-
Chane García.
@ChaneGarcia
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