Con un traje de invierno, iba hasta allá, donde nadie la esperaba. Se paseaba por las calles hasta encontrar, la esperanza que lloraba. Y supo que el amor puede ser como el viento, que arrastra pétalos con la mano abierta. Desde entonces, comprendió por siempre, que algunas cosas ya no tienen nombre y abrazó las lunas y los intensos soles, que se despedían. Al final del sendero, la soledad la sigue con su silencio verde, porque no sabe amar de otra manera.
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Ahh bellísima forma de amar, poeta!!!
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buena prosa poética, me gusta mucho. Un abrazo
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Y supo que el amor puede ser como el viento, que arrastra pétalos con la mano abierta. Desde entonces, comprendió por siempre, que algunas cosas ya no tienen nombre y abrazó las lunas y los intensos soles, que se despedían.
Ah qué hermosa prosa poetisa.
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Siempre tan amable, querida poeta. Gracias.
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Agradecida con tu visita, poeta.
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Honor que me haces con tu visita, poeta. Inmenso abrazo.
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Hermoso texto y este final que me encanta…
Siempre hay incógnitas en tu escritura, querida Lucía.
Un abrazo!
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Bello, bellísimo…sincero…
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Precioso final, Lucía.
Todo tu escrito lo es
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Un abrazo poeta y gracias por pasar.
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Muy amable por pasar, poeta.
Agradecida con tu lectura, poeta.
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