Miren la luna de hiel. Es noche de duelo,
sin explicaciones me abandonan las palabras.
Pierdo la llave que abren las puertas del cielo
Y los recuerdos me cuentan bromas macabras.
Tu ausencia escribe el punto final
después de borrar mi coma.
La poesía es el beso del lenguaje
que en tus labios asoma.
Tu nombre araña mi lengua,
ese río detenido convertido en pantano.
La insistencia corre hacia la tregua
cuando la espera es un vértigo plano.
No quiero una aduana de emociones :
las habladurias del mundo están fuera de lugar,
que nadie me mida las ilusiones
cuando el destiempo me viene a interrogar.
Soy un poema desesperado.
La soledad es el retrato que pintó una multitud.
Estás en mi como la huella en un empedrado,
que se agrieta cuando la transita la inquietud.