Lírico.
-Un pez liberado en la pecera
¿De cristal fino?
¡Siempre engaña el filtro!-
Le vi nadando, sin ir a ningún lado.
Respira tranquilo, libre,
gris, pequeño e indefenso.
¡Ahora respiro por el más diminuto orificio!
Los sueños tienen un mal oficio,
me niego a entenderlos
y no quiero perderlos.
Sueños locos en un mundo desorbitado,
de leyes sin freno.
Aprendí, ya no me siento traicionado.
Sigues nadando,
sigo siendo oxígeno.
¡Algo malo dentro de mi, quiere verte llorando!
Y cierro los ojos
para no quedarme dormido,
y trato de ordenar lo confundido.
¿Dónde se fue el frío?
Lo quiero en las manos
en cualquier cosa que digo.
Quiero que me congele un abrazo,
aquel que nunca te daré,
pero aún tienes mi espalda
para cargarte si acaso andases descalzo.
Para el desaire tengo dos pases,
¡Puedo ser muy malo!
Y compartir el infierno contigo.
¿Lo ves? Soy un buen amigo.
Dormiré esta madrugada,
al lado de la nada,
y al sentimentalismo
le daré la espalda.
Siempre me ha dado lo mismo
tener dos almohadas;
dormimos juntos, pero soñamos distinto.
Llueve en mi mundo diminuto,
la cama está sola,
mi mente, o lo que sea que se llame espíritu,
terminará en el abismo del rencor,
y serán para ti todos sus minutos,
¡No tendrás descanso!
¡Te oro, señor!
La sed de marchitar, es para lo único
que alcanzo.
Y algún día todo será pasado,
y lo sabré, y me reiré,
porque así es la vida,
porque así es la muerte.
¿Por qué hay que dejar que alguien
más decida?,
tu buena o tu mala suerte.
¡Por allá está la salida!
Lo fácil, por donde emprender la huida.
Elijo los caminos agrestes
para llegar a quererte,
después me evitarás como una peste.
Lo puedo sentir y celebro,
y de risa aceptó morir.
¡Caminarás por siempre en lo que siembro!
Si son espinas,
te observaré mientras caminas.
-El pececillo gris, es luz,
como una estrella en el mar,
Parece que es nada,
¡Y cuánto sentir puede derramar!-
En un estado de sopor,
contaminando, veneno en vapor,
así huele cualquier clase de amor.
Jorge Martínez C.
Autor.
Imagen: Pinterest.